El 12 de julio de 1707, en San Pedro de Romaña, iglesia parroquial de Trucíos (Bizkaia), fue bautizado el autor del Diccionario castellano con las voces de ciencias y artes y sus correspondientes en las tres lenguas francesa, latina e italiana, el polifacético jesuita encartado, Esteban de Terreros y Pando, "sin duda, la figura más destacada de la lexicografía del XVIII".
Esteban fue el penúltimo de los siete hijos que tuvo el matrimonio formado por Esteban de Terreros Ahedo e Isabel de Pando Puente, familia acomodada y con hondas raíces en el valle de Trucíos. Tras cursar sus primeros estudios en su pueblo natal, ya huérfano de padre, es acogido por un tío, residente en Madrid, a cuya sombra aprendió latinidad y retórica.
Con veinte años ingresó en la Compañía de Jesús, y una vez concluidos el noviciado y los estudios clásicos en Villarejo de Fuentes (Cuenca), cursó tres años de filosofía en Oropesa (Toledo) y cuatro de teología en la Universidad de Alcalá de Henares. En 1739 es ordenado sacerdote en Alcalá de Henares (Madrid) y en 1744 profesó los Votos Perpetuos y Solemnes -obediencia, castidad, pobreza y obediencia al Papa-. Ejerció la docencia -latín, retórica, matemáticas y políticas- en el Real Seminario de Nobles y en el Colegio Imperial, ambos colegios de la Compañía de Jesús en Madrid.
El 27 de febrero de 1767, Carlos III ratificaba el Decreto de expulsión de los jesuitas de los territorios de la Monarquía Española. Como consecuencia del mismo, a principios de abril, los jesuitas de la Provincia de Toledo, entre ellos el P. Esteban de Terreros y Pando, fueron conducidos al puerto de Cartagena (Murcia) para su embarque con destino a Civitavecchia (Italia). Ante la negativa del Papa a admitirlos en los Estados Pontificios, de nuevo han de hacerse a la mar, rumbo a la isla de Córcega, que estaba inmersa en una situación de inestabilidad política y de guerra.
A finales de septiembre, tras cinco meses de navegación, los jesuitas de la Provincia de Toledo son desembarcados en Ajaccio (Córcega). Durante su año de estancia en esta ciudad, el Padre Terreros "alojado en un estrecho aposento o camaranchón" se dedicó a visitar "las pocas y medianas bibliotecas particulares" que allí había y "a escribir la Gramática italiana y española", que unos años después publicó en Italia.
La vida nada cómoda de los jesuitas en Córcega se vio agravada con una nueva oleada bélica, tras la venta, el 15 de marzo de 1768, de la soberanía de la isla al Rey de Francia, por parte de la República de Génova. Tras la nueva decisión del Papa de admitir a los jesuitas expulsados por Carlos III en los Estados Pontificios, el proceso de instalación en los mismos se llevó a cabo durante el otoño de 1768 y primeros meses de 1769. Los jesuitas de la Provincia de Toledo fueron destinados a la ciudad de Forlì (Italia). En esta ciudad de la Romaña italiana, el Padre Terreros pasó los últimos catorce años de su vida y, aunque sin los medios de que disponía cuando residía en la Corte (Madrid), prosiguió con su trabajo intelectual hasta -prácticamente- el final de sus días.
En 1774, al año siguiente de la supresión canónica de la Compañía de Jesús mediante el Breve Dominus ac Redemptor de Clemente XIV, la salud del ahora Abate Esteban de Terreros y Pando empezó a resentirse y, el 4 de marzo de ese mismo año, otorgó testamento, en el que estableció que "se funde ... en la Parroquial de San Pedro de Romaña, donde fui bautizado, un Aniversario perpetuo, con su Misa Minerva..." y que dicha obra pía se financiara con el dinero obtenido de todo lo que dejó en Madrid (sus obras, su biblioteca...).
Diversos males fueron minando su vida que se apagó el 3 de enero de 1782, cuando Esteban de Terreros tenía 74 años. Fallecimiento del que se hizo eco la prensa italiana. Fue enterrado en la iglesia catedral de San Mercurial de Forlì (Italia), en la nave de la epístola, frente al altar de S. Andrés Avelino.
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Junto a su labor docente hemos de destacar otras facetas como las de lexicógrafo, filólogo, traductor, y pedagogo de las lenguas, de lo cual dan buena muestra sus obras publicadas y las inéditas:
•Paleografía española (Madrid, 1758).
•Reglas de la lengua toscana o italiana (Forlì, 1771).
•Diccionario castellano con las voces de ciencias y artes y sus correspondientes en las tres lenguas francesa, latina é italiana (Madrid, 1786-1793), 4 v.
•Cartilla del maestro de escuela, dividida en cinco partes: con un apéndice para la instrucción de las niñas (manuscrito preparado para la imprenta, ca. 1772).
y sus traducciones del francés de la obra de Noël Antoine Pluche:
•Espectáculo de la Naturaleza, o conversaciones acerca de las particularidades de la Historia Natural (Madrid, 1753-1755), 16 v.
•Historia del zielo [sic] o las averiguaciones del origen de la idolatría (manuscrito), 2 v.
Entre las múltiples facetas de este polifacético vizcaíno hemos de destacar dos que están relacionadas entre sí: la de traductor y la de lexicógrafo. Su labor de traductor de la obra de N. A. Pluche le demandó la elaboración de un trabajo lexicográfico, fruto del cual es su Diccionario, considerado por los expertos "como el más importante diccionario del siglo XVIII, tanto por recoger el léxico general y el científico y técnico, como por el carácter marcadamente enciclopédico que dan las minuciosas descripciones hechas por su autor en cada artículo"ii y equiparable a cualquiera de los diccionarios que durante el s. XVIII se produjeron en Europa. Obra de la laboriosidad y constancia de un solo hombre, el P. Esteban de Terreros y Pando.
El Diccionario castellano, elogiado por sus contemporáneos, es obra de consulta, fuente para obras posteriores y objeto de estudio. Desde 2005 su autor da su nombre al Premio Internacional de Ensayo Esteban de Terreros convocado por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT).
FUENTE: Texto estraido de www.euskaldok.deusto.es/terreros/es/biografia, por Mª Carmen Santa María.