Prólogo (6)

y habiéndole examinado é informado sobre su mérito en virtud de Real orden, el Director de las Academias de Guardias-Marinas don Vicente Tofiño de San Miguel no llegó á publicarse. Como Sotuel hubiese establecido posteriormente su residencia en Madrid, y logrado el honor de enseñar las ciencias matemáticas al serenísimo señor Infante don Gabriel, Su Alteza, que siempre manifestó su ilustrada y generosa predilección por la Marina, creyó que una obra de esta clase seria decorosa al cuerpo de la Armada, y de gran utilidad para la instrucción y enseñanza de sus individuos. Con este deseo la presentó al rey su padre el señor don Carlos III, quien se dignó mandar por el Ministerio de Marina que la examinasen los Gefes de escuadra don Francisco Gil y Lemos, y don Gabriel de Aristizabal, á los que se unió después don Vicente Tofiño. Abrazaba y contenia el Diccionario por orden alfabético la maniobra, construcción, artillería, pilotage, táctica, matemáticas, física experimental, geología, pesca, comercio, medidas, pesos, monedas y cuantas ciencias, artes y oficios tienen próxima ó remota conexión con la Marina. Cada artículo era un tratado completo de la materia que comprendía, aunque con oportunas remisiones á otros artículos en los puntos análogos ó conexos. Precedíale un discurso preliminar sobre el origen, progresos y utilidad de la Marina. Llevaba al fin dos Vocabularios en francés é ingles con sus correspondientes voces castellanas, y estaba enriquecido con mas de 160 láminas en folio, en que se representaban muchas máquinas hidráulicas de especial uso á bordo ó en los arsenales. Asi es que la intención y el proposito del autor (según dice), fue hacer de este Diccionario enciclopédico un cuerpo completo y metódico de instruccion para todos los que se dedican ó siguen la carrera marítima en sus diferentes ramos. Tan vasta y dificil empresa era ciertamente superior á la capacidad de un hombre solo, y mas propia de una sociedad de sabios, profesores y artistas, donde cada uno se encargase de lo concerniente á su peculiar profesion. Asi opinaron los censores, añadiendo que como el principal trabajo del autor habia sido extractar y traducir las materias que trata de cuantas obras pudo adquirir, se necesitaba poseerlas magistralmente para resumirlas y coordinarlas con claridad y acierto en artículos separados, alterando el orden natural que para facilitar su enseñanza observan los libros elementales: que siendo por lo comun extrangeros los que tuvo á la vista, y no poseyendo el idioma español con la pureza y perfección necesarias, era Sotuel desordenado é incorrecto en algunos artículos, y generalmente oscuro en sus explicaciones; á veces escaso y diminuto en materias esenciales, y á veces difuso y redundante en las de menor importancia; que desconocia los adelantamientos modernos en la ciencia naval y en las demás auxiliares, como se confirmaba cotejando su Diccionario con la Enciclopedia metódica que empezaba á publicarse en Francia, y se advertía particularmente en los artículos arqueo, desplazamiento de las aguas, cordelería, barómetro náutico, y otros inventos recientes de que Sotuel no tenia noticia. Tal era en suma el juicio y dictamen de tan hábiles censores; pero si no puede desconocerse lo árduo y aun temerario de la empresa, pasma y admira que un Oficial subalterno retirado y sin auxilios, la comenzase y llevase al cabo con tanta constancia y laboriosidad. Anciano ya, é ingeniero ó constructor por su particular profesión, dió de la arquitectura naval, tal como se conocía en su tiempo, mas exactas noticias que del pilotage, de la maniobra y de otras ciencias, en cuya práctica se habia ejercitado menos, y cuyos progresos iban siendo mayores con la aplicación de nuevos y continuos descubrimientos.

Asi sucedió en otros ramos; y si por la conexión, afinidad y dependencia que tienen entre sí los conocimientos humanos, se quiere abrazarlos y comprenderlos todos en el Diccionario de una facultad ó profesión determinada, cuyos límites solo pueden señalar la prudencia ilustrada y el juicioso discernimiento, entonces en lugar de facilitar y allanar su enseñanza, se obstruye y se imposibilita con doctrinas y preceptos inútiles ó intempestivos. Tratar, por ejemplo, minuciosamente de la siembra y cultivo de los cáñamos y linos, y de sus elaboraciones posteriores para fabricar las velas y las jarcias; de los montes y plantíos, porque se emplean maderas en la construccion de las naves; de los fierros y metales, porque se usan para asegurar las piezas de su fábrica, ó para forrar sus fondos; de los peces de mar porque se crian en su seno; de los derechos de aduanas, letras de cambio, bancos, pesos, medidas y monedas de todas las naciones, porque convienen estos conocimientos al comerciante de mar como al de tierra, es introducirse en la jurisdicción de la agricultura, de la historia natural, del comercio, y de las artes que no son

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