Prólogo (4)

de estas obras, ni los aprobantes de ellas la perspicacia y discernimiento para conocerlo. De otra clase eran los compiladores como el P. Tomas Vicente Tosca, presbítero de la Congregacion de san Felipe Neri en Valencia, el cual supo extractar con suma claridad y excelente método en su Compendio Matemático la obra publicada años antes por el P. Dechales con el título de Mundo matemático, sin dejar de tener presentes las doctrinas de otros escritores españoles. El tratado XXV de su obra le dedicó Tosca á la Náutica, y le dividió en seis libros, explicando en los cinco primeros muy sucintamente, bajo la denominación de Arquitectura naval, las varias clases de embarcaciones que se conocían, y las piezas ó partes de que consta su fábrica, y con alguna mas extensión de la teórica y práctica del Pilotage, ó arte de Navegar. En esta parte recopiló el tratado del P. Dechales y la Hidrografia del P. Fournier, asi como en el libro 6.º, que destinó á la Táctica, se aprovechó del Arte de las Armadas navales del P. Hoste, único que se conocia entonces de esta materia. Todos estos tratados estan resumidos con mucho juicio y claridad, y para ello abundan las definiciones de todas las voces técnicas de Marina; pero como el P. Tosca no era facultativo ó perito en estas ciencias, ni estaba acostumbrado al lenguage marino, tuvo que adoptar algunos términos de las obras francesas que extractaba, sin conocer las correspondencias castellanas que eran usuales entre los constructores y marineros españoles. Asi es que en la Arquitectura naval introdujo la palabra francesa estambor por la castellana codaste, y en la Táctica línea de pluspres por línea de bolina. Cuando se fundó la Real Academia española en 1713, hallaron sus primeros individuos estas palabras usadas por Tosca, y con su autoridad las consignaron en su Diccionario, hasta que con mayor examen y maduro acuerdo se suprimieron en las últimas ediciones que de él se han publicado. Este escarmiento debe hacer cautos á los que se dedican a compilar Diccionarios, para no adoptar con ligereza la autoridad de aquellos escritores, que aunque respetables por su erudición y otras eminentes calidades, carecen de los conocimientos facultativos de la materia de que tratan. ¿Se podrá seguir al venerable P. Fr. Luis de Granada cuando usa el verbo náutico surgir en una significación opuesta á la que tiene apoyada por el uso constante, solo porque equivocó su etimología, siendo como es de los escritores mas elegantes y castizos de la lengua castellana (13)? No en vano repitieron los antiguos aquella máxima de Horacio

Navem agere ignarus navis timet;
…………tractent fabrilia fabri (14)

para contener á los escritores en los límites de los estudios y conocimientos propios de sus respectivas profesiones, sin introducirse en materias que le sean exóticas y extrañas.

En el año de 1731, cuando la marina española iba creciendo en fuerza y estimación á impulso de la política de Alberoni, y de las atinadas disposiciones de Patiño, creyó don Antonio de Clariana y Gualves, caballero de la Orden de San Juan, que convendria ilustrar á los jóvenes que emprendían tan ardua é importante carrera con los conocimientos que habian adquirido otras naciones, mientras la española, decadente en el reinado de los últimos austríacos, y dominada de la Francia durante los primeros años del siglo XVIII, habia retrocedido ó quedado estacionaria en los estudios que tan aventajadamente habia cultivado en los siglos anteriores. Con esta idea procuró Clariana compendiar ó resumir los elementos ó doctrinas de las varias ciencias que forman un perfecto marino, publicando en aquel año el tomo 1.º de su Resumen náutico, en que comprendió la Arquitectura naval, ó método de construir los bajeles; la artillería de marina; los elementos de la esfera, y algunos teoremas pertenecientes á la fábrica, armamento y conducción de las naves. En el tomo 2.º, que no llegó á publicar trataba de la economía, policía, régimen y táctica naval. El autor habia navegado en los buques de Malta é intervenido en sus armamentos, y observado detenidamente los obradores y astilleros que tenia en Tolón la marina francesa, y asi colocó al fin de este primer volumen un índice de algunos términos ó voces propias de marinería que se usan en él, con la correspondencia en francés; habiendo prevenido al lector que no extrañase su novedad y aspereza, pues eran propios de la náutica y limitados al elemento del agua, de donde no salen, sin ceder por esto á los que tal vez para significar lo mismo nacieron en la tierra con mejor cultivo.… y que no solo cada nación
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